28 ene 2007

EN LA ESCUELA DE JOVENES SINDICALISTAS EN GURB

INTERVENCION PARA ESCOLA DE JOVES SINDICALISTES (GURB), 14 de novembre de 2004

Mi intervención hoy aquí quiere, voluntariamente, ser breve. Tal vez sólo reflexionar en voz alta sobre un par de cuestiones, o en realidad una sola cuestión que por lo que sé ha centrado la actividad de vuestra escola en la edición de este año.

La precarización en el empleo, es hoy una realidad. Pero dejarme que os advierta que no es una realidad desconocida para las personas de mi generación. Solo cabe recordar aquella Plaza Urquinaona de los años cincuenta y sesenta, donde se contrataba a la gente de manera informal en la calle, se contrataba para las “collas” de la construcción a los emigrantes recién llegados, que evidentemente, y como ahora mismo, tenían como primera oportunidad de trabajo el mundo de la construcción, un mundo siempre con una particular forma de estructurarse y de actuar con la amenaza de la temporalidad de las obras.

Por tanto, la precariedad es un fenómeno nuevo tal vez en sus formas de manifestarse y en las estrategias de combatirlo. Pero no es un fenómeno, y permitirme la ironía por favor, no es un fenómeno innovador. Y ello a pesar de que algunos directivos lo consideren como el elixir de la vida de la nueva economía.

La contratación en precario, pero no sólo las formas de contratación, como a veces se empeñan en mantener algunos compañeros, sino que también la precarización de las condiciones de trabajo afecta más directamente, o de forma especialmente intensa y extensa, a los y las jóvenes y a las mujeres de cualquier edad. Análisis sobre el asunto se han realizado por parte de nuestro Sindicato, y creo que es una cuestión de una enorme complejidad para que yo me permita deciros aquí algo nuevo hoy.

Es evidente, de cualquier forma, que esta precarización –que ha llevado a algunos teóricos a acuñar el término de PRECARIADO, con la reminiscencia del antiguo proletariado marxiano- está en el corazón de cualquier debate sobre las condiciones de vida y de trabajo, puesto que es un problema que si bien se genera en el interior del centro de trabajo tiene consecuencias en el conjunto de la vida social: si no hay contrato estable, no hay posibilidad de acceder a una vivienda –en alquiler y mucho menos de compra- por tanto no existen muchas posibilidades de formar una relación estable de pareja, lo que conduce al mantenimiento, más allá de edades aceptables para la autonomía de las personas, de amplias proles en los hogares de las familias trabajadoras, que al mismo tiempo se ven presionadas en el sentido de asumir un papel que va más allá de ser, y estoy simplificando, el punto de partida para un proyecto, siendo, por el contrario, en muchas ocasiones un horizonte casi permanente en edades superiores a los 25-30 años. Y con ello hablamos del fenómeno del “peterpanismo”, aquellos jóvenes que, emulando al personaje de Disney, Peter Pan, tienen serias dificultades para crecer en la vida social de forma libre y autónoma, autosuficiente.

La tarea del sindicalismo confederal es enorme, está haciendo frente a situaciones de cambio social y tecnológico a un ritmo y unas velocidades jamás antes vistas ni previstas. Por eso no es fácil tomar decisiones desde la simplificación de una realidad que por momentos parece apabullarnos, debemos tomarlas pero creo que teniendo en cuenta algunas tradiciones que nos son propias, o por lo menos así las considero yo. En la época en que grupos de hombres y de mujeres comenzaron a considerarse miembros, unidos por ello, en las Comisiones Obreras -hará este mes casi medio siglo, 40 años- teníamos otro tipo de urgencias históricas, era una urgencia claramente definida, la falta absoluta de libertades. Hoy es la profundización de la libertad con el máximo de igualdad. Sin embargo, las decisiones requerían entonces, y requieren ahora, en muchas ocasiones, la necesidad de conocer, conocimiento y acción, teoría y práctica, presión y negociación, “sindicalismo-de-clase-y-nacional” –todo junto como nos gusta decir a nosotros- son formas de pluscuamperfecto que han caracterizado a las Comisiones.

Y es que ¿cómo actuar sobre la realidad que uno no conoce? Es cierto que muchos de nosotros tuvimos que “enseñar aprendiendo” o “aprender enseñando” a otros, por las circunstancias de aquellos momentos. Pero también es verdad, que antes que nosotros había muchos otros, aquellos de los cuales es extraordinariamente difícil hablar porque el franquismo victorioso se encargó de borrar su pasado y su memoria, consiguiéndolo hasta cierto punto. Pues bien, de muchas de aquellas personas que fueron veladas y oscurecidas por la dictadura también nosotros pudimos, en parte, recoger enseñanzas. Y porqué no pensar, que posiblemente algunas recibidas a su vez por ellos de aquella COMISIÓN OBRERA CATALANA, constituida en 1889, que formaba parte de aquel sindicalismo llamado “Las Tres Clases del Vapor”, y que entregó a su organización una “Memoria descriptiva” que estudiaba el estado de las fábricas y tejidos de algodón de Inglaterra. Porque antes de actuar debemos conocer, conocer nos acerca a los problemas a los que queremos dar soluciones. Y para ello nos es útil el conocimiento de lo que pasa hoy, y también de lo que pasó ayer. Una tarea tal vez gigantesca para una persona, pero una tarea posible para una organización de personas como la nuestra, que como decía nuestro estimado amigo y compañero Miquel Martí i Pol, puede que pertenezcan a “una extirpe de titanes”.

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