11 feb 2008

QUERIDO GREGORIO

Discurso de Angel Rozas en el Palau de la Música Catalana en el Acto de recuerdo a Gregorio López Raimundo, el 12 de Febrero de 2008


Amigas y amigos, compañeras y compañeros:

A finales de los años cincuenta me encontré con Gregorio y con Guti. Debo decir que, en un primer momento, no conocí a ninguno de los dos. Al primero me sorprendió verlo allí, tal vez, y al segundo porque se había afeitado la perilla. Os estoy hablando de algo que sucedió hace cerca de medio siglo.

Todo ese tiempo transcurrido me hace pensar que la vida de una Vida es una fuente inagotable en sí misma. Quiero decir, contarla y contárnosla es inagotable. De hecho, este es un propósito que nos podemos plantear sabiendo de antemano que no llegaremos hasta el fondo de ese pozo en el que pretendemos penetrar en mi caso como en el de otras personas que intervienen hoy aquí con el único utensilio de nuestra memoria personal.

Recordando algunas palabras de nuestro añorado Manolo Vázquez Montalbán, es posible decir que la vida de Gregorio ha sido más Historia que Vida, desde aquellos lejanos años treinta del pasado siglo XX.

Y, este es el caso, como el mismo Gregorio insistía a menudo en decir, de muchos otros compañeros y otras compañeras de militancia comunista y de lucha antifranquista, algunos de los cuales se nos han ido ya. Un compromiso como aquel, de lucha y de espíritu revolucionario, nos cambió. Con el sentido que cada uno quiera darle a ello. Pero lo cierto es que cambió nuestras vidas de una manera prodigiosa; realmente la cambió para siempre.

Es posible que estemos en un siglo que empezó hace más de ocho o nueve años, como sostienen algunos reconocidos historiadores, y que nuestro pasado parezca ahora padecer alguna lejanía inexplicable para nosotros... ¡Pero de aquello hace ya mucho tiempo...! como dicen algunos a menudo. No obstante, y cada día más, mi impresión es que, en términos generales, el supuesto camino que hemos tomado para que nuestras vidas hayan pasado a ser más Vida –algo que está muy bien, por cierto-- insisto, que hayan pasado a ser más Vida que historia, no parece conducir, por lo menos eso me parece a mí, a cambiar la vida, como decía el poeta, y ni siquiera la historia.

Claro que esto es lo que digo yo, un señor de ochenta años, que tiene mucho de urgencia biológica por cambiar una y otra; y todavía algo de fe en que sea posible hacerlo.

Por eso Gregorio y muchos camaradas permanecerán en mi recuerdo, en mis afectos, como un acicate para recordarme y recordarnos que, ante las cosas que pasan en este Planeta Humano, es necesario decirnos: Y sin embargo se mueve

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